¡Bienvenidos de nuevo! Siento haber tenido el blog tan abandonado este último mes. La verdad es que no le he podido dedicar el tiempo que a mí me gustaría. Sin embargo, en estas mini-vacaciones lo pondré al día. ¡Lo prometo!
El 3 de marzo (hace ya casi una eternidad, lo sé...) tuve la oportunidad de asistir al Festival Juvenil Europeo de Teatro Grecolatino en Lugo. Pese a que no paró de llover ni por un instante, mereció la pena, ya que pudimos disfrutar de una impecable interpretación de dos clásicos como son Antígona, de Sófocles, y Miles Gloriosus, de Plauto.
Para empezar, la organización del evento estuvo muy bien. A mí ya me habían conquistado semanas antes cuando nos regalaron a todos los asistentes ambas obras en papel. Además, el sitio (Auditorio Municipal Gustavo Freire de Lugo) era bastante grande y los asientos, muy cómodos.
Por la mañana tuvo lugar la representación de la tragedia sofoclea. Esta fue interpretada por el Grupo El Ruiseñor, provenientes de A Coruña. No exagero al decir que cada vez que aparecía Antígona en escena, se me ponía la piel de gallina. El escenario, la decoración, el vestuario, las intervenciones... Todo era sencillo, pero conseguía meterte en ese estado de tensión característico de las tragedias. ¡Maravillosa!
Después de comer llegó la hora de la comedia latina de Plauto, esta vez a cargo de la Compañía de Teatro Noite Bohemia, también de A Coruña. No me digáis cómo, pero consiguieron adaptar una obra del siglo III a. C a nuestros días. Tenía unos giros cómicos geniales. Eso, junto con su cercanía con el público, fue la mezcla perfecta. Sin duda, consiguieron el fin de toda comedia: hacer reír al público.
En pocas palabras: si tenéis la oportunidad de ver cualquiera de estas dos obras, ¡no dudéis! Os prometo que pasaréis un buen rato. ¿Quién dijo que las obras clásicas fueran aburridas?