sábado, 9 de septiembre de 2017

Falcó

Si alguien piensa en un escritor actual que siembre la discordia con cada intervención, inmediatamente viene a la cabeza Arturo Pérez-Reverte.

Puede gustar más o menos y yo he de admitir que no soy una gran admiradora suya, pero, en cualquier caso, lo que no se puede negar es su gran trabajo como escritor. El club Dumas, La tabla de Flandes, El Capitán Alatriste, La piel del Tambor… y ahora Falcó.

«El mundo de Falcó era otro, y allí los bandos estaban perfectamente definidos: de una parte él, y de la otra todos los demás.»

"La Europa turbulenta de los años treinta y cuarenta del siglo XX es el escenario de las andanzas de Lorenzo Falcó, ex contrabandista de armas, espía sin escrúpulos, agente de los servicios de inteligencia. Durante el otoño de 1936, mientras la frontera entre amigos y enemigos se reduce a una línea imprecisa y peligrosa, Falcó recibe el encargo de infiltrarse en una difícil misión que podría cambiar el curso de la historia de España (…)".

Así reza la contraportada. Falcó es una novela intrigante, que te engancha y se lee fácilmente. El protagonista, fiel a la previa descripción, un hombre amoral, sin ningún tipo de escrúpulos ni de remordimiento de conciencia. Hasta ahí, bien. La chulería, el descaro y los chascarrillos enganchan.

No obstante, hay algo que no me ha gustado nada. Es más, me ha hecho sentir incómoda en ciertas partes del libro. El personaje es machista a más no poder. Todos los personajes femeninos que aparecen en la novela van acompañados de una detallada descripción física, sin prestar atención a ninguna otra cualidad, solo teniendo en cuenta su potencial como pareja sexual.  

He buscado varias entrevistas en las que a Pérez-Reverte se le pregunta precisamente por este rasgo del protagonista y él responde que la novela se sitúa en los años 30 y que hay que verlo con esas gafas históricas. Personalmente, me parece que hay muchas novelas históricas excelentes en las que se trata a las mujeres como algo más que un mero objeto sexual; en las que las mujeres tienen también un papel fundamental y no solo de acompañantes.


Así que, aunque es cierto que el libro se lee muy bien, para mí la cosificación de la mujer es un fallo insalvable. Excusarse en el contexto histórico es simplemente esconderse detrás de una máscara para justificar el machismo. Y no hay excusas que valgan.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario