Si esto es un hombre
Los que vivís seguros
Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la
tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana invernal.
Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas a vuestros hijos.
O que vuestra casa se derrumbe,
La enfermedad os imposibilite,
Vuestros descendientes os vuelvan el
rostro.
Primo Levi.
Así comienza la novela Si esto es un hombre (Se questo è un uomo) de Primo Levi. Absolutamente estremecedor. No hay palabras para describir el horror de los campos de concentración. Cualquier adjetivo se queda corto. Ojalá aprendamos de una vez y nunca más vuelva a ocurrir algo así. Por eso, es necesario que hagamos caso a Primo Levi:
Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;