Estimado Sr. Suárez:
Le escribo esta carta en nombre de los más de treinta y ocho mil alumnos de
la Universidad Rey Juan Carlos, centro que usted conoce muy de cerca.
Usted mejor que nadie sabe o debería saber la dura situación por la que
pasa la educación pública en España. No hay ninguna duda de que no se encuentra
en su mejor momento. No obstante, pese a los cambios y las reformas que se le
puedan aplicar a cualquier sistema educativo, hay ciertos pilares inalterables.
Uno de ellos, como usted bien está conociendo estos días, es el plagio.
Empecemos por lo básico. ¿Qué es plagiar? De acuerdo con la RAE, significa “copiar en lo sustancial obras ajenas,
dándolas como propias”. Muchas veces se toma el plagio muy a la ligera. ¿Pero
sabe usted por qué está prohibido? Porque va en contra de la generación de
conocimiento. Porque consiste en la apropiación del trabajo de otros, sin
ningún tipo de reconocimiento de autoría. Pero no solo es ilegal, sino que es
inmoral. Cuando una persona plagia, ese individuo se está aprovechando
egoístamente de la investigación de otros y no está haciendo su trabajo.
Esto es algo que los alumnos tenemos muy claro, ya que nos han venido
diciendo desde pequeños que copiar y pegar está mal, que tenemos que redactar,
darle forma a las ideas, y ya en último recurso, copiar la idea, pero siempre citando al autor.
De hecho, como seguramente usted también sepa, los alumnos pueden sufrir graves consecuencias por plagiar un documento,
incluso pudiendo llegar a ser expulsados.
Curiosamente, unos días antes de que saliera la noticia de su/s plagio/s,
se instaló un sistema anti-plagio en el Aula Virtual de la Universidad. ¿No le parece irónico? Porque, desde
luego, a nosotros nos parece una broma pesada. Copiar 43 de 45 hojas no son “disfunciones”
como usted lo ha querido llamar. Es plagio. Y si no me cree, pruebe a
escanear ese documento por el sistema anti-plagio que acaba instalar.
Por todo ello, le pido y le pedimos que deje su puesto como rector de la
Universidad Rey Juan Carlos. Porque ahora mismo lo único que está haciendo
ocupando esa posición es perjudicar y dañar la imagen no solo del centro del
que es rector, sino también de la educación pública española y de todos y cada
uno de los alumnos que están en esas aulas.
Atentamente,
Me encanta. Mejor explicado imposible, pero esta persona no tiene moral solo le importa su puesto. Y por otra parte, no sé a qué se dedican sus superiores. Este es motivo más que suficiente para expulsarle. Me uno a esta petición. Todos los alumnos tendrían que hacerlo. Un abrazo.
ResponderEliminarCitando a Javier Gomá Lanzón a propósito de su libro "Ejemplaridad Pública": "Ejemplaridad sugiere ese plus de responsabilidad moral extra-jurídica, exigible a todos pero en especial a quienes se desempeñan en cargos financiados por el presupuesto público. “Ejemplar” es un concepto que responde a la pregunta de cómo es, en general, alguien, y si parece o no digno de confianza".
ResponderEliminarSi además nos referimos a la Docencia Universitaria como es el caso que nos ocupa, la ejemplaridad del Rector se presupone. Si no existe, como ha quedado de manifiesto, la comunidad académica tiene los mecanismos necesarios para apartar a quien no es digno de ocupar el cargo y pone en entredicho a toda la Institución. ¿Tienen que ser los alumnos los que lo pongan de manifiesto? Esto ya estaría solucionado en cualquier país moderno. ¿España no lo es?. Lucía Pantoja