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sábado, 19 de agosto de 2017

Querida Ijeawele: Cómo educar en el feminismo

La maternidad. A veces la visualizo muy claramente, mientas que otras la intuyo como algo muy lejano y abstracto. Al menos me consuela que no sea una decisión que tengo que tomar ahora...

Y entonces ¿qué hago leyendo libros sobre educación como este? En primer lugar, porque en caso de elegir esa opción de vida, tengo claro que los educaría en la igualdad; en el feminismo. Pero no solo por esto: creo que la formación de una persona nunca acaba y cuantas más herramientas pueda adquirir para luchar contra la desigualdad y la discriminación; para conseguir un mundo más igualitario y justo; mejor.



En este libro, Querida Ijeawele: Cómo educar en el feminismo, Chimamanda le da a su amiga quince herramientas para educar en el feminismo. Quince sugerencias aplicables a cualquier persona, no solo de cara a los más pequeños. Es cierto que la educación es el arma más poderosa que tenemos y, por lo tanto, si desde el primer momento se fomentan unos valores, es mucho más fácil que sean adquiridos...mucho más que cambiar ideas fijas en adultos. Porque el feminismo empieza en la educación. Pero (siempre hay un pero) esto no implica que sea imposible. Siempre se puede cambiar la mentalidad de las personas, tengan la edad que tengan. La educación es un proceso que dura toda la vida.

Por eso, este pequeño librito de apenas 90 hojas, debería ser obligatorio para todos. Hombres y mujeres, mayores y pequeños, en todos los países del mundo. No solo porque sirve de cara a la educación de las futuras generaciones, sino porque también obliga a hacer un examen de conciencia y a replantearse muchas cosas. Algo muy necesario.

No habla de grandes cambios ni trata de construir castillos en el aire. Ella se centra en las pequeñas acciones, en esos gestos del día a día que son precisamente la clave del cambio. Quizá  muy obvios para algunos, pero desconocidos para otros muchos. En cualquier caso, mientras haya una sola persona que esté bajo el yugo del machismo, habrá que seguir trabajando por y educando en el feminismo. Porque nadie es libre hasta que todos seamos libres.

Como ejemplo, una de las reflexiones que habría que subrayar, destacar y enmarcar.

 "¿Si una mujer tiene poder, por qué tiene que disimularlo? La triste verdad es que nuestro mundo está repleto de hombres y mujeres a quienes no les gustan las mujeres poderosas. Nos han condicionado tanto con que el poder es masculino que una mujer poderosa nos parece una aberración. Y como tal la vigilan. De una mujer poderosa nos preguntamos: ¿Es humilde? ¿Sonríe? ¿Es lo bastante agradecida? ¿Tiene también su lado doméstico? Preguntas que no nos planteamos de los hombres poderosos, lo cual prueba que no nos incomoda el poder en sí, sino las mujeres. Juzgamos más duramente a las mujeres poderosas que a los hombres poderosos".




Porque hemos avanzado mucho, pero todavía queda un largo camino por recorrer. Porque sobran motivos por los que todos deberíamos ser feministas.

domingo, 25 de junio de 2017

Todos deberíamos ser feministas

Hay palabras que da gusto decirlas. Cuanto más, mejor. Y luego hay otras que evitamos al máximo pronunciarlas. Palabras vetadas. Palabras prohibidas. Lamentablemente, para muchos la palabra “feminismo” está englobada en el segundo grupo.
                 
No, no soy feminista. Yo no me describiría así, hay gente feminista muy radical, pero si la entendemos como la búsqueda de la igualdad de mujeres y hombres, pues sí, entonces sí.  ¿En cuántas ocasiones hemos escuchado esto? Incontables. Por si alguno de vosotros se ha identificado con las frases previas, vamos a empezar por definir qué es el feminismo (de acuerdo con la RAE):

“Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres”.

Los mismos derechos, es decir, igualdad. Una definición muy sencilla que inexplicablemente resulta confusa para demasiadas personas. No, no se trata de la superioridad de la mujer, sino de la igualdad de géneros. Algo muy simple, pero todavía muy difícil de alcanzar. Sí, se han hecho grandes avances, pero todavía queda mucho por hacer.

Esto lo sabe muy bien Chimamanda Ngozi Adichie, quien lo aborda de una manera sencilla, didáctica y clara en su breve ensayo Todos deberíamos ser feministas. Este está basado en la charla que dio en el TEDx Euston en el 2011. 30 minutos que dieron la vuelta al mundo y que se han convertido en uno de los pilares del feminismo actual.


No hay excusa. Hay que verlo – o leerlo. Todos: mujeres y hombres; jóvenes y mayores. Porque el feminismo nos atañe a todos y depende de todos nosotros conseguir un mundo igualitario. Un mundo en el que las mujeres y los hombres tengan las mismas responsabilidades en el hogar y con los hijos. Un mundo en el que no se menosprecie la valía de una candidata por el hecho de ser mujer. Un mundo en el que los coches no sean juguetes de niños y las cocinitas y muñecas; de niñas. Un mundo en el que los hombres puedan llorar sin ser juzgados ni insultados por ello. Un mundo en el que las mujeres puedan volver a casa solas sin tener que mirar por encima del hombro. Un mundo en el que todos seamos ciudadanos de pleno derecho.

Porque hay un problema con la situación de género hoy en día y tenemos que solucionarlo, tenemos que mejorar las cosas. Y tenemos que mejorarlas entre todos, hombres y mujeres.

Porque todos deberíamos ser feministas.