domingo, 25 de junio de 2017

Todos deberíamos ser feministas

Hay palabras que da gusto decirlas. Cuanto más, mejor. Y luego hay otras que evitamos al máximo pronunciarlas. Palabras vetadas. Palabras prohibidas. Lamentablemente, para muchos la palabra “feminismo” está englobada en el segundo grupo.
                 
No, no soy feminista. Yo no me describiría así, hay gente feminista muy radical, pero si la entendemos como la búsqueda de la igualdad de mujeres y hombres, pues sí, entonces sí.  ¿En cuántas ocasiones hemos escuchado esto? Incontables. Por si alguno de vosotros se ha identificado con las frases previas, vamos a empezar por definir qué es el feminismo (de acuerdo con la RAE):

“Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres”.

Los mismos derechos, es decir, igualdad. Una definición muy sencilla que inexplicablemente resulta confusa para demasiadas personas. No, no se trata de la superioridad de la mujer, sino de la igualdad de géneros. Algo muy simple, pero todavía muy difícil de alcanzar. Sí, se han hecho grandes avances, pero todavía queda mucho por hacer.

Esto lo sabe muy bien Chimamanda Ngozi Adichie, quien lo aborda de una manera sencilla, didáctica y clara en su breve ensayo Todos deberíamos ser feministas. Este está basado en la charla que dio en el TEDx Euston en el 2011. 30 minutos que dieron la vuelta al mundo y que se han convertido en uno de los pilares del feminismo actual.


No hay excusa. Hay que verlo – o leerlo. Todos: mujeres y hombres; jóvenes y mayores. Porque el feminismo nos atañe a todos y depende de todos nosotros conseguir un mundo igualitario. Un mundo en el que las mujeres y los hombres tengan las mismas responsabilidades en el hogar y con los hijos. Un mundo en el que no se menosprecie la valía de una candidata por el hecho de ser mujer. Un mundo en el que los coches no sean juguetes de niños y las cocinitas y muñecas; de niñas. Un mundo en el que los hombres puedan llorar sin ser juzgados ni insultados por ello. Un mundo en el que las mujeres puedan volver a casa solas sin tener que mirar por encima del hombro. Un mundo en el que todos seamos ciudadanos de pleno derecho.

Porque hay un problema con la situación de género hoy en día y tenemos que solucionarlo, tenemos que mejorar las cosas. Y tenemos que mejorarlas entre todos, hombres y mujeres.

Porque todos deberíamos ser feministas.


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