Hay palabras que da gusto decirlas. Cuanto más, mejor. Y
luego hay otras que evitamos al máximo pronunciarlas. Palabras vetadas. Palabras
prohibidas. Lamentablemente, para muchos la palabra “feminismo” está englobada
en el segundo grupo.
No, no soy feminista. Yo
no me describiría así, hay gente feminista muy radical, pero si la entendemos
como la búsqueda de la igualdad de mujeres y hombres, pues sí, entonces sí. ¿En cuántas ocasiones hemos escuchado esto?
Incontables. Por si alguno de vosotros se ha identificado con las frases
previas, vamos a empezar por definir qué es el feminismo (de acuerdo con la
RAE):
“Ideología que
defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres”.
Los mismos derechos, es decir, igualdad. Una definición muy sencilla que inexplicablemente resulta
confusa para demasiadas personas. No, no se trata de la superioridad de la
mujer, sino de la igualdad de géneros. Algo muy simple, pero todavía muy
difícil de alcanzar. Sí, se han hecho grandes avances, pero todavía queda mucho
por hacer.
Esto lo sabe muy bien Chimamanda Ngozi Adichie, quien lo
aborda de una manera sencilla, didáctica y clara en su breve ensayo Todos deberíamos ser feministas. Este
está basado en la charla que dio en el TEDx Euston en el 2011. 30 minutos que
dieron la vuelta al mundo y que se han convertido en uno de los pilares del
feminismo actual.
No hay excusa. Hay que verlo – o leerlo. Todos: mujeres y
hombres; jóvenes y mayores. Porque el feminismo nos atañe a todos y depende de
todos nosotros conseguir un mundo igualitario. Un mundo en el que las mujeres y
los hombres tengan las mismas responsabilidades en el hogar y con los hijos. Un
mundo en el que no se menosprecie la valía de una candidata por el hecho de ser
mujer. Un mundo en el que los coches no sean juguetes de niños y las cocinitas
y muñecas; de niñas. Un mundo en el que los hombres puedan llorar sin ser
juzgados ni insultados por ello. Un mundo en el que las mujeres puedan volver a
casa solas sin tener que mirar por encima del hombro. Un mundo en el que todos
seamos ciudadanos de pleno derecho.
Porque hay un problema
con la situación de género hoy en día y tenemos que solucionarlo, tenemos que
mejorar las cosas. Y tenemos que mejorarlas entre todos, hombres y mujeres.
Porque todos
deberíamos ser feministas.