martes, 19 de septiembre de 2017

Le mal européen

« L'Europe se considère toujours comme une référence morale mondiale alors que la Méditerranée s'est transformée en cimetière marin et que nous ne parvenons pas à surmonter nos échecs économiques. Le monde nous regarde avec pitié ».

Je ne sais pas si tout le monde nous regarde ainsi. Pourtant, c’est évident que l’Europe traverse un moment critique. Mais... depuis quand ? Depuis longtemps ? Ou hier ?

L’un des indicateurs de cette déchéance –selon Guy Verhofstadt– a été l’échec de la Constitution européenne de 2004. Le rejet de la France et la Hollande a signalé que le projet européen n’allait pas bien. Puis, la crise économique de 2007 a dégradé l’UE encore plus. Les États n’y font pas confiance et les citoyens veulent des mesures effectives et rapides. Les pays plus riches sont fatigués d’aider les États méditerranéens, mais, au même temps, ceux du Sud ont marre de suivre des politiques et mesures austères et strictes dictées par Bruxelles ou Berlin.
 
On doit ajouter une autre question : l’immigration. La Méditerranée est devenue un cimetière marin. Les frontières se sont fermées et les immigrants et réfugiés ne peuvent pas traverser l’Europe. Ils sont attrapés en Grèce et en Italie. On a signé un traité avec la Turquie —un accord inhumain, dénigrant et injuste— pour résoudre ce problème. Oui, on pense que l’immigration est un problème. On y pense comme des nombres, au lieu de comme des personnes. L’UE, la grande défenseure des droits de l’homme, a trahi ses propres valeurs.

« Quelle est encore notre autorité morale en tant que défenseurs de la démocratie et des droits de l’homme dans le monde si nous ne sommes pas capables de défendre ces valeurs au sein de nos propres frontières ? »


Guy Verhofstadt fait une analyse de la situation actuelle et de ce qu’il appelle « le mal européen ». Il parle du Brexit – il donne des avis très intéressants, même si lorsque ce livre a été publié le référendum n’avait pas eu lieu–, de la possibilité du Grexit, du scandale hongroise avec Viktor Orbán, de la Russie de Poutine, des défauts des institutions européennes et de tout ce concernant l’Union.

À mon avis, les parties les plus intéressantes ont été les chapitres parlant d’Orbán et Poutine. Comme, selon Verhofstadt, ils ont changé complètement et comme les rencontres entre eux se sont développées des manières absolument différentes.

Bref, c’est un livre intéressant, en suivant le mode de pensée de Guy Verhofstadt. Rien de nouveau, mais j’ai bien aimé les critiques et, surtout, les propositions pour améliorer l’UE.


 « Les jeunes générations, dans quelque État membre qu’elles vivent, croient en l’Europe, elles ne se laissent pas emprisonner dans le carcan de leur prétendue identité nationale et ne se laissent pas arrêter par les frontières nationales. Elles savent que l’avenir de l’Europe et celui de l’Union européenne sera postnational… ou ne sera pas ».


Merci beaucoup à ma jolie paresseuse pour l'aide et la patience :)

domingo, 10 de septiembre de 2017

Las que se atrevieron

Lo diferente asusta. Todos queremos encajar, ser como los demás, no llamar demasiado la atención. Nos da miedo destacar. Tememos al qué dirán. Sin embargo, hay unos pocos valientes que se atreven a desafiar esta sociedad tan homogénea, proclamando a los cuatro vientos que la diversidad es riqueza y merece ser celebrada. Y amada.

Las que se atrevieron es el homenaje de Lucía Asué Mbomío Rubio a su madre, una mujer española blanca que se casó con un hombre ecuatoguineano negro todavía cuando el franquismo estaba muy vivo en España. Pero no solo a ella, sino a todas esas valientes que se negaron a conformarse con lo que se esperaba de ellas y decidieron apostar por el amor, sin distinguir nacionalidad ni color de piel.

En este pequeño libro, Lucía entrevista a seis mujeres con ese rasgo en común, con el fin de dar voz a esta realidad que es desconocida en España. Todavía no se acepta que personas negras puedan haber nacido aquí. Se sigue asumiendo que para ser español tienes que ser blanco. A través de este libro, Lucía demuestra que esa simplificación dejó de ser real hace mucho tiempo.


Esas relaciones de pareja son iguales que cualquier otra: mismos problemas, mismas dificultades. Algunas duran mucho tiempo, otras se quedan por el camino. Lo que todas defienden es el hecho de que el color de piel no fue crucial en el desenlace. ¿Acaso por casarse con alguien blanco el éxito del matrimonio está asegurado?

Todas estas mujeres se encontraron también con incomprensión y sorpresa por parte de su familia y su círculo más cercano. Es cierto que ya han pasado varias décadas, pero… ¿hemos cambiado tanto? Ojalá me equivoque, pero creo que todavía en España sorprende ver a una pareja con diferente color de piel. Puede que en las ciudades grandes no choque tanto, pero desde luego en los pueblos todavía sigue convirtiéndose en la comidilla de turno.

Por eso este libro es necesario. Para rendir homenaje a esas valientes. Para visibilizar esta realidad de la sociedad española. Para reflexionar sobre la identidad unívoca y las identidades líquidas.

Para ver que el amor no entiende de culturas, nacionalidades o tonos de piel.



sábado, 9 de septiembre de 2017

Falcó

Si alguien piensa en un escritor actual que siembre la discordia con cada intervención, inmediatamente viene a la cabeza Arturo Pérez-Reverte.

Puede gustar más o menos y yo he de admitir que no soy una gran admiradora suya, pero, en cualquier caso, lo que no se puede negar es su gran trabajo como escritor. El club Dumas, La tabla de Flandes, El Capitán Alatriste, La piel del Tambor… y ahora Falcó.

«El mundo de Falcó era otro, y allí los bandos estaban perfectamente definidos: de una parte él, y de la otra todos los demás.»

"La Europa turbulenta de los años treinta y cuarenta del siglo XX es el escenario de las andanzas de Lorenzo Falcó, ex contrabandista de armas, espía sin escrúpulos, agente de los servicios de inteligencia. Durante el otoño de 1936, mientras la frontera entre amigos y enemigos se reduce a una línea imprecisa y peligrosa, Falcó recibe el encargo de infiltrarse en una difícil misión que podría cambiar el curso de la historia de España (…)".

Así reza la contraportada. Falcó es una novela intrigante, que te engancha y se lee fácilmente. El protagonista, fiel a la previa descripción, un hombre amoral, sin ningún tipo de escrúpulos ni de remordimiento de conciencia. Hasta ahí, bien. La chulería, el descaro y los chascarrillos enganchan.

No obstante, hay algo que no me ha gustado nada. Es más, me ha hecho sentir incómoda en ciertas partes del libro. El personaje es machista a más no poder. Todos los personajes femeninos que aparecen en la novela van acompañados de una detallada descripción física, sin prestar atención a ninguna otra cualidad, solo teniendo en cuenta su potencial como pareja sexual.  

He buscado varias entrevistas en las que a Pérez-Reverte se le pregunta precisamente por este rasgo del protagonista y él responde que la novela se sitúa en los años 30 y que hay que verlo con esas gafas históricas. Personalmente, me parece que hay muchas novelas históricas excelentes en las que se trata a las mujeres como algo más que un mero objeto sexual; en las que las mujeres tienen también un papel fundamental y no solo de acompañantes.


Así que, aunque es cierto que el libro se lee muy bien, para mí la cosificación de la mujer es un fallo insalvable. Excusarse en el contexto histórico es simplemente esconderse detrás de una máscara para justificar el machismo. Y no hay excusas que valgan.  


domingo, 20 de agosto de 2017

Océano África

África.

¿Qué es África? ¿Qué sabemos de África? Nada o menos. Al menos de forma general. O lo asumimos como un todo. De ahí que sea todavía necesario repetir que África no es un país. Algo tan obvio, pero tantas veces percibido así.

África.

Decía Ryszard Kapucinsky que “este continente es demasiado grande para describirlo. Es todo un océano, un planeta aparte, todo un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria. Solo por una convención reduccionista, por comodidad, decimos “África”. En la realidad, salvo por el nombre geográfico, África no existe”.

Y es cierto. África es un continente inmenso: 55 países, más de mil millones de personas, multitud de etnias y culturas. África es diversidad y vida.

África.

Un océano. Esto es África para Kapucinsky. Y para Xavier Aldekoa. Este periodista catalán; después de pasar más de diez años recorriendo el continente vecino decidió recoger sus vivencias en un libro que no podría llamarse de otra forma: Océano África.



Mali, República Democrática del Congo, Sudáfrica, Angola, Camerún, República Centroafricana, Botsuana, Togo, Kenia, Somalia, Nigeria, Sudán del Sur, Mozambique, Yibuti, Sudán. Aldekoa se sumerge en todos estos países africanos para ver, escuchar y contar cuál es esa realidad. En RDC, en un momento, dice:

“A menudo me preguntan por qué viajo a África (…). Yo viajo a África para explicar que una niña congolesa se ata bolsas de plástico en los pies porque no tiene zapatos. Para intentar entender que en el Congo la gente no mata por salvajismo, mata por interés. Por el poder. Como en cualquier parte del mundo. Y para contar también que hay gente que no mata. Personas anónimas que, cuando todo se hunde a su alrededor, deciden proteger a los suyos, arriesgarse a ayudar al vecino y aceptar que pueden morir en el intento. Personas que solo quieren vivir sus vidas y que les dejen en paz. Personas que, cuando el mundo se va al infierno, eligen tener el valor de ser seres humanos. Hay millones de personas así en África”.

Porque en África, al igual que en todas partes, hay personas buenas y malas; hay paz y hay guerra; hay hambre, desesperación; pero también hay ilusión y felicidad. Como dice Boubacar Boris Diop, intelectual senegalés: “En África, como en el resto del planeta, encontramos lo mejor y lo peor. Hay que ser idiota para afirmar que nuestro mundo es un remanso de paz y que solo África perturba esta armonía universal”.

Por eso hay que leer a Aldekoa. Para conocer ese océano que es África, con su lado más dulce y con lo más amargo. Y, sobre todo, para aprender. A mí, personalmente, me ha abierto nuevos horizontes. No sabía nada sobre los pigmeos en Camerún; el petróleo en Angola; en qué consiste la Lobola; los bosquimanos o san en Botsuana; la contaminación por culpa del crudo en Nigeria; o cómo China se está abriendo paso en este continente. Un desconocimiento total.

Es cierto que África, en mi caso, comenzó a ser una realidad más cercana este julio y, para mí, África es cada uno de los chicos cameruneses, malienses y guineanos que conocí en julio en Ceuta. Pero sé que ellos son la punta del iceberg de un continente inmenso, lleno de vida y diversidad, que merece ser conocido. Y leer a Aldekoa es un primer paso para ello.




“Para querer a África no basta con soñarla, hay que caminar sus calles, reírse con su gente, escuchar sus alegrías o tristezas, sentirse ridículo por no entender nada y volver a sorprenderse para comprender. Cualquiera que ansíe conocer un territorio tan vasto y diverso debe recorrerlo con los ojos abiertos y cerrarlos para volver a empezar”.


sábado, 19 de agosto de 2017

Querida Ijeawele: Cómo educar en el feminismo

La maternidad. A veces la visualizo muy claramente, mientas que otras la intuyo como algo muy lejano y abstracto. Al menos me consuela que no sea una decisión que tengo que tomar ahora...

Y entonces ¿qué hago leyendo libros sobre educación como este? En primer lugar, porque en caso de elegir esa opción de vida, tengo claro que los educaría en la igualdad; en el feminismo. Pero no solo por esto: creo que la formación de una persona nunca acaba y cuantas más herramientas pueda adquirir para luchar contra la desigualdad y la discriminación; para conseguir un mundo más igualitario y justo; mejor.



En este libro, Querida Ijeawele: Cómo educar en el feminismo, Chimamanda le da a su amiga quince herramientas para educar en el feminismo. Quince sugerencias aplicables a cualquier persona, no solo de cara a los más pequeños. Es cierto que la educación es el arma más poderosa que tenemos y, por lo tanto, si desde el primer momento se fomentan unos valores, es mucho más fácil que sean adquiridos...mucho más que cambiar ideas fijas en adultos. Porque el feminismo empieza en la educación. Pero (siempre hay un pero) esto no implica que sea imposible. Siempre se puede cambiar la mentalidad de las personas, tengan la edad que tengan. La educación es un proceso que dura toda la vida.

Por eso, este pequeño librito de apenas 90 hojas, debería ser obligatorio para todos. Hombres y mujeres, mayores y pequeños, en todos los países del mundo. No solo porque sirve de cara a la educación de las futuras generaciones, sino porque también obliga a hacer un examen de conciencia y a replantearse muchas cosas. Algo muy necesario.

No habla de grandes cambios ni trata de construir castillos en el aire. Ella se centra en las pequeñas acciones, en esos gestos del día a día que son precisamente la clave del cambio. Quizá  muy obvios para algunos, pero desconocidos para otros muchos. En cualquier caso, mientras haya una sola persona que esté bajo el yugo del machismo, habrá que seguir trabajando por y educando en el feminismo. Porque nadie es libre hasta que todos seamos libres.

Como ejemplo, una de las reflexiones que habría que subrayar, destacar y enmarcar.

 "¿Si una mujer tiene poder, por qué tiene que disimularlo? La triste verdad es que nuestro mundo está repleto de hombres y mujeres a quienes no les gustan las mujeres poderosas. Nos han condicionado tanto con que el poder es masculino que una mujer poderosa nos parece una aberración. Y como tal la vigilan. De una mujer poderosa nos preguntamos: ¿Es humilde? ¿Sonríe? ¿Es lo bastante agradecida? ¿Tiene también su lado doméstico? Preguntas que no nos planteamos de los hombres poderosos, lo cual prueba que no nos incomoda el poder en sí, sino las mujeres. Juzgamos más duramente a las mujeres poderosas que a los hombres poderosos".




Porque hemos avanzado mucho, pero todavía queda un largo camino por recorrer. Porque sobran motivos por los que todos deberíamos ser feministas.

domingo, 13 de agosto de 2017

El secreto del calígrafo

“La escritura es un equilibrio universal entre lo terrenal y lo celestial, lo horizontal y lo vertical, la curva y la recta, lo abierto y lo cerrado, lo ancho y lo estrecho, la alegría y la tristeza, la dureza y la ternura, la severidad y el juego, la energía y la caída, el día y la noche, el Ser y la Nada, el Creador y la Creación”

La caligrafía árabe es todo eso. Un instrumento de poder y belleza que merece ser ensalzado como tal. Ser calígrafo supone dedicar toda la vida a este fin, consiguiendo la curva con la inclinación exacta; alcanzando la rectitud más absoluta con cada trazo.  


Hace unos años tuve la oportunidad de realizar un curso de iniciación a la caligrafía árabe en estilo thuluth con Pablo Casado, del cual os hablé aquí. El hecho de haber podido- o al menos intentado- aprender un poco de este arte ha hecho que me enfrentara con más ganas a leer El secreto del calígrafo de Rafik Schami.


Tengo que admitir que la trama no me ha entusiasmado demasiado. Personalmente, algunas partes no aportaban mucho a la historia principal. No obstante, esto se compensaba con dos aspectos que han hecho que siguiera leyendo hasta el final: la historia de la caligrafía árabe y la descripción de Damasco en los años posteriores a su independencia.

La relación que tenemos los europeos con la caligrafía no se acerca-ni de lejos- a la que tienen los árabes. El valor que se le ha dado y se le sigue dando es digno de admirar, porque realmente es un arte. Por ello, conocer un poco la historia de la caligrafía ha sido muy interesante; sobre todo el hecho de aprender sobre la figura de Ben Muqla y su papel en el desarrollo de este campo.

En segundo lugar, lamentablemente, todo lo que he leído últimamente sobre Siria ha sido a partir de 2011 o, como mucho, los años previos. No había caído entre mis manos ningún libro cuyo contexto fuera Damasco en los años 50. Me ha gustado mucho poder ver, a través de un relato de ficción, cómo era la capital siria; la convivencia religiosa; la forma de vida. De hecho, gracias a Schami, creo que más adelante intentaré seguir investigando más en esa etapa histórica del país árabe.

Poniéndolo todo en una balanza, sí que ha habido momentos en los que se me hacía un poco pesado, aunque estos se intercalaban con apasionantes descripciones de Siria o de la caligrafía árabe, compensando así capítulos más lentos con el lirismo característico de los escritores árabes. No lo considero un libro imprescindible, aunque si tenéis interés por alguno de los temas anteriores, seguro que os gustará. 

“Y si se quiere hacer música cuidadosamente con las letras, el espacio entre ellas y entre las palabras aún requiere mayor habilidad. Los espacios vacíos son instantes de silencio. Y, lo mismo que la música árabe, también la caligrafía apuesta por la repetición de determinados elementos que no solo promueven la danza del cuerpo y el espíritu, sino también la separación de la esfera terrena para alcanzar otras esferas”.

domingo, 25 de junio de 2017

Todos deberíamos ser feministas

Hay palabras que da gusto decirlas. Cuanto más, mejor. Y luego hay otras que evitamos al máximo pronunciarlas. Palabras vetadas. Palabras prohibidas. Lamentablemente, para muchos la palabra “feminismo” está englobada en el segundo grupo.
                 
No, no soy feminista. Yo no me describiría así, hay gente feminista muy radical, pero si la entendemos como la búsqueda de la igualdad de mujeres y hombres, pues sí, entonces sí.  ¿En cuántas ocasiones hemos escuchado esto? Incontables. Por si alguno de vosotros se ha identificado con las frases previas, vamos a empezar por definir qué es el feminismo (de acuerdo con la RAE):

“Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres”.

Los mismos derechos, es decir, igualdad. Una definición muy sencilla que inexplicablemente resulta confusa para demasiadas personas. No, no se trata de la superioridad de la mujer, sino de la igualdad de géneros. Algo muy simple, pero todavía muy difícil de alcanzar. Sí, se han hecho grandes avances, pero todavía queda mucho por hacer.

Esto lo sabe muy bien Chimamanda Ngozi Adichie, quien lo aborda de una manera sencilla, didáctica y clara en su breve ensayo Todos deberíamos ser feministas. Este está basado en la charla que dio en el TEDx Euston en el 2011. 30 minutos que dieron la vuelta al mundo y que se han convertido en uno de los pilares del feminismo actual.


No hay excusa. Hay que verlo – o leerlo. Todos: mujeres y hombres; jóvenes y mayores. Porque el feminismo nos atañe a todos y depende de todos nosotros conseguir un mundo igualitario. Un mundo en el que las mujeres y los hombres tengan las mismas responsabilidades en el hogar y con los hijos. Un mundo en el que no se menosprecie la valía de una candidata por el hecho de ser mujer. Un mundo en el que los coches no sean juguetes de niños y las cocinitas y muñecas; de niñas. Un mundo en el que los hombres puedan llorar sin ser juzgados ni insultados por ello. Un mundo en el que las mujeres puedan volver a casa solas sin tener que mirar por encima del hombro. Un mundo en el que todos seamos ciudadanos de pleno derecho.

Porque hay un problema con la situación de género hoy en día y tenemos que solucionarlo, tenemos que mejorar las cosas. Y tenemos que mejorarlas entre todos, hombres y mujeres.

Porque todos deberíamos ser feministas.


miércoles, 14 de junio de 2017

El Sha o la desmesura del poder

“—Todo es cuestión de buen gusto — me dice—; lo más importante, señor, es que hay que tener buen gusto. El mundo sería otro si hubiera más gente con algo de buen gusto. Todas las cosas horrorosas —así las llama— como la mentira, la traición, el robo, la denuncia, etc., tienen un denominador común: la gente que las hace no tiene ni pizca de buen gusto (…) Lo que permitió a los persas seguir siendo persas durante dos mil quinientos años, lo que ha permitido que sigamos siendo nosotros mismos a pesar de tantas guerras, invasiones y ocupaciones, no ha sido nuestra fuerza material sino espiritual, nuestra poesía y no la técnica, nuestra religión y no las fábricas. ¿Qué  le  hemos  dado  al  mundo  nosotros? Le hemos dado la poesía, la miniatura y la alfombra. Ya ve usted, desde un punto de vista productivo, todas ellas son cosas inútiles. Pero justamente por medio de ellas nos expresamos  a  nosotros mismos. Nosotros hemos dado al mundo esa inutilidad tan maravillosa, tan irrepetible”.

Esa inutilidad tan maravillosa, tan irrepetible”. Esas últimas palabras siguen haciendo eco tiempo después de haberlas leído. En ellas se esconde la clave de lo que llevó al Sha al fracaso. Él quería reinar en un país desarrollado, igual que otras potencias occidentales. Más máquinas, más carreteras, más petróleo. Más, más, más. Más miedo, más persecución, más armas. Pero menos libertad, menos educación, menos derechos. Menos, menos, cada vez menos.  Seremos la potencia más industrializada, pero no formaremos a nuestros ciudadanos, porque son una amenaza para el poder. Poder. ¡Cuántas desgracias ha causado el ansia por el poder!


El Sha lo vivió en su propia piel. El poder lo conquistó y lo consumió. Lo elevó a las alturas y lo hundió en la miseria. El Sha o la desmesura del poder. Así tituló Ryszard Kapuściński a esta obra. Un título más que acertado.

No son pocas las obras que narran la Revolución iraní de 1979. Diferentes perspectivas, diversas ideologías. Lo que suelen tener la mayoría en común es que giran en torno a la figura de Jomeini. Quién era, cómo era, qué hizo después. Es innegable que es un personaje fundamental a la hora de entender la revolución y lo que es Irán hoy en día. No obstante, muchas veces se menosprecia –o simplemente se deja de lado- la figura del Sha. Por eso me ha parecido tan interesante este libro. Las consecuencias de la revolución son claras, pero ¿cómo se llegó a eso? ¿cuál fue el desencadenante final? Kapuściński da las claves fundamentales en menos de 200 hojas, a través de una narración clara y ligera.


Hace más o menos un año una amiga me descubrió a Kapuściński. Se había quedado maravillada por Ébano y no podía parar de hablar de lo mucho que le gustaba este escritor. Nos volvimos locas buscando El Sha o la desmesura del poder, porque por los motivos que fuera, no lo encontrábamos en ninguna biblioteca. Y justo hace tres semanas, lo vi en la estantería de mi hermana—quien además dice que este es un LIBRO con mayúsculas. A mí me gusta mucho la cita de Marcel Prévost que encabeza este blog: "El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma". Sin duda, este fue un hallazgo afortunado. No sé si habrá cambiado mi sino, pero desde luego me ha descubierto nuevos horizontes. Y continuaré indagando más en la obra de este gran autor polaco. ¡Ya os contaré cómo sigue esta historia!

miércoles, 31 de mayo de 2017

No somos refugiados

“El miedo a los inmigrantes, al otro, a los bárbaros, será nuestro primer gran conflicto en el siglo XXI”. Tzvetan Todorov


Dice Agus Morales, al poco de comenzar su libro No somos refugiados, que “quería escribir un libro sobre personas que huyen de la guerra, de la persecución política y de la tortura. Quería escribir un libro que siguiera sus vidas, que no se detuviera en el instante traumático de la guerra o en la alegría de la acogida. Quería escribir un libro infinito, con historias que no se acaban nunca. Quería escribir un libro sobre personas que secciones oficiales y no oficiales de Occidente quieren convertir en el enemigo del siglo XXI. Quería escribir un libro sobre refugiados”.

Al final, después de tenerlo todo prácticamente listo, se dio cuenta de que “refugiado”, esa palabra tan frecuentemente escuchada hoy en día, podría entenderse como un producto occidental, ya que las personas que cabrían en esa categoría y deberían poder recibir la protección internacional que va unida a ella, no se sentían refugiadas. “Nunca ha habido tantas personas que no sabemos cómo llamar, pero que huyen de la violencia y no tienen protección”, dice Agus. Pum. Primer golpe en la mesa. No sabemos cómo llamarlos, pero sabemos lo que no son: no son refugiados.


Anna Surinyach


Y personas. Son personas. Obviedad que en multitud de ocasiones, como recuerda el autor, se olvida. Personas. Realidad que es necesaria reforzar, porque antes de cualquier otro calificativo, todos somos personas. El hecho de remarcar este aspecto-quizá irrelevante para muchos- es lo que hace que el trabajo de Agus sea tan potente y especial. Él se toma su tiempo para humanizar a los entrevistados; no se queda en la herida, sino que se adentra en su vida, buscando el antes, el durante y el después. Él acentúa ese calificativo tan básico y a la vez tan olvidado. Ser persona.

A través de este libro y gracias a la colaboración de la magnífica fotoperiodista Anna Surinyach, Agus Morales va analizando todas las piezas que componen el puzle de la vida de los (no) refugiados. Va desmontando los prejuicios, eliminando ideas preexistentes, mostrando la realidad que muchos se niegan a ver. Su libro está estructurado en cinco partes. Cinco claves fundamentales. Orígenes, huida, campos, rutas y destinos. Cinco pilares vistos desde diferentes territorios y continentes. México, Sudán del Sur, Siria, Afganistán, el mar Mediterráneo, el Tíbet, Europa. Sí, hemisferio norte y sur. Y no, no afecta a todos por igual. La mayor parte de los desplazamientos no son Sur-Norte, sino Sur-Sur. Pum. Otro golpe en la mesa que nos obliga a abrir los ojos.


Anna Surinyach


Podría seguir extrayendo conclusiones y reflexiones del libro; podría desmigajaros la totalidad de este…y aun así os recomendaría que lo leyerais. Desde el prólogo del gran Martín Caparrós, pasando por las maravillosas fotografías de Anna Surinyach y llegando hasta la última palabra de Agus Morales. Porque tiene tanta fuerza,  tanta pasión, tanto trabajo y tanto sentimiento; que si no lo hacéis estaríais desaprovechando una oportunidad única no solo de leer crónicas periodísticas de gran calidad; sino de aprender también sobre un tema que va a seguir presente en nuestras vidas. Porque como dice Agus, en unas décadas, quizá todos seamos refugiados-de nosotros mismos”.


Anna Surinyach


Gracias, Agus Morales, por darnos el lujo de disfrutar de este trabajo tan bien hecho. Con libros tan completos como este, el periodismo y la literatura (que van cogidos de la mano) ganan y crecen exponencialmente. ¿Quién dijo que estaban en decadencia?

Para amenizar la espera, aquí tenéis las entrevistas en LateMotiv y en Onda Cero. ¡A disfrutar!

lunes, 22 de mayo de 2017

Rimbaud y la maldición del poeta

19 años. 19 años fue la edad con la que Arthur Rimbaud dejó de escribir poesía. 19 años fue el tiempo que necesitó para pasar a la Historia como un poeta maldito. 19 años fueron suficientes para convertirse en un icono que influiría en la literatura, el arte y la música de los siglos XIX y XX. 19 años.


Rimbaud marcó un antes y un después en la literatura moderna. Casi sin quererlo. ¡Quién iba a pensar que una persona que deja de escribir prácticamente en su adolescencia fuera a ser tan determinante! Y no deja a nadie a indiferente. Ya sea por sus aventuras amorosas con Verlaine, que ya en aquel entonces escandalizaron a la élite parisina; por su estrecha relación con las drogas o por su obra, crítica con las instituciones, sobre todo con la Iglesia.

Rimbaud no trata de ser políticamente correcto ni de agradar al público. Tiene poemas duros, desagradables, que exponen su alma de poeta maldito. Su esencia está presente en cada sílaba, en cada palabra, en cada verso.

Para mostraros su fuerza, a continuación os dejo dos piezas de su obra. La primera es mi poema favorito de Rimbaud, Mi bohemia”, que personalmente creo que describe el movimiento homónimo a la perfección. La segunda muestra su esencia atormentada. Coged aire, porque son intensas.


Mi Bohemia

Me largaba, las manos en mis bolsillos rotos;
mi paletó también se volvía ideal;
bajo el cielo iba, Musa, y yo era tu vasallo;
¡cuántos maravillosos amores he soñado!

Mi único pantalón tenía un siete enorme.
-Soñador pulgarcito, desmigajaba rimas
en mi camino-. Era la Osa Mayor mi albergue,
y mis estrellas en el cielo hacían un fru-frú dulce;

y yo las escuchaba, sentado en las cunetas,
en esas noches de septiembre en que en la frente sentía las gotas
de rocío como un vinillo reconstituyente;

o en que rimando en medio de las sombras fantásticas,
como cuerdas de liras, yo tiraba de los cordones
de mis malheridos zapatos, con un pie cerca del corazón.



Mañanas

¿No tuve en un tiempo una juventud amable, heroica, fabulosa, como para escribir sobre hojas de oro, -demasiada suerte? ¿Por qué crimen, por qué error, he merecido mi debilidad actual? Vosotros, que pretendéis que las bestias lancen gemidos de pena, que los enfermos desesperen, que los muertos sueñen mal, tratad de contarme mi caída y mi sueño. Yo no sé explicarme más que el mendigo con sus continuos "Pater" y "Ave María", ¡Ya no sé hablar!

Sin embargo, hoy, creo haber terminado el relato de mi infierno. Era ciertamente el infierno; el antiguo, aquel cuyas puertas abrió el hijo del hombre.

Desde el desierto mismo, en la misma noche, siempre mis ojos cansados se despiertan a la estrella de plata, siempre, sin que se conmuevan los Reyes de la vida, los tres magos, el corazón, el alma, el espíritu. ¿Cuándo iremos, más allá de las playas y los montes, a saludar el nacimiento del nuevo trabajo, la nueva sabiduría, la huida de los tiranos y de los demonios, el fin de la superstición, a adorar -¡los primeros!- la Navidad sobre la tierra?


¡El canto de los cielos, la marcha de los pueblos! Esclavos, no maldigamos la vida.


jueves, 18 de mayo de 2017

El Baztán

Las segundas partes nunca fueron buenas. ¿Cuántas veces habremos oído esto? Pero, ¿qué pasa con las terceras? Hay quien dice que las trilogías podrían ser consideradas la medida perfecta, suficiente para enganchar al lector, cautivarlo, pero sin aburrirlo. Una historia que se alarga demasiado puede llegar a ser tediosa…o no. Solo hay que pensar en JK Rowling y el fenómeno de Harry Potter. En cualquier caso, en la literatura, al igual que en muchos otros ámbitos de la vida, no hay pautas fijas. Quizá por eso sea tan difícil encontrar la medida exacta.

No sería la primera vez que un autor tiene una buena historia en mente; escribe la primera novela; de repente alcanza un éxito brutal y decide continuar alargando esa historia-que seguramente ya estaba completa en sí misma-, consiguiendo así desinflar el argumento. ¡Qué fácil es perderse en la vorágine de la fama!

No obstante, esto no se aplica al caso de Dolores Redondo y la Trilogía del Baztán. Los tres libros componen un triángulo perfecto, sosteniéndose y completándose unos a otros. Podrían entenderse por separado, claro, pero juntos crean una sinergia increíblemente potente.

De por sí, el hecho de ser una novela negra ya (parece que) implica bastante intensidad. La historia de una detective que resuelve una serie de asesinatos conectados entre sí es una de las dos tramas principales de esta trilogía, que a medida que avanza va sumergiéndote más en el mundo de Amaia Salazar, acercándote al pequeño pueblo de Elizondo y al maravilloso paisaje de esa región de Navarra.



Sin embargo, la trilogía no es simplemente una buena historia de policías y crímenes. Es mucho más. Redondo combina un excelente thriller con aspectos de la cultura tradicional de la región, aportando matices fantásticos que, a pesar de lo que pudiera parecer al comienzo, hacen la historia más real; más humana. ¿Cuánta gente del noroeste de España no ha oído hablar de las meigas? ¿O en Euskadi y Navarra sobre la Eguzkilore?  Podremos creer o no en ello, pero forman parte de nuestra cultura y de la parte más íntima del ser humano.

Precisamente por esto es por lo que las reflexiones de Amaia a lo largo del libro cobran mucha fuerza. No sé mi atrevería a decir que esto último ha sido lo que más me ha llamado la atención de la trilogía, pero sí que he de admitir que sin ellas no creo que las novelas me hubieran gustado tanto. A continuación tenéis una de las que más me han cautivado.

No hay miedo como el que ya se ha probado, del que se conoce el sabor, el olor y el tacto. Un viejo y mohoso vampiro que duerme sepultado bajo cotidianeidad y orden, y que mantenemos alejado, fingiendo una calma tan falsa como las sonrisas sincronizadas. No hay miedo como el que conocimos un día y que permanecía inmóvil, respirando como un jadeo húmedo en algún lugar de nuestra mente. No hay miedo como el que produce la sola posibilidad de que el miedo regrese. Durante los sueños vislumbramos la luz roja que sigue encendida, recordándonos que no está vencido, que sólo duerme, y que sientes suerte no volverá. Porque sabes que si regresara, no lo resistirías; si volviese, acabaría contigo y con tu cordura”.

Así que, ¡qué puedo decir! Hacía mucho que no leía ficción y la verdad es que no podría haber elegido mejor. La película no me ha entusiasmado demasiado, pero la trilogía es más que recomendable: se lee muy bien y consigue evadirte en cuanto comienzas a leer. Ya sabéis ¿a qué esperáis?



viernes, 7 de abril de 2017

Las muertes (in)visibles

Hace tres semanas, cuarenta y dos refugiados somalíes fueron atacados en la costa yemení cuando partían en busca de un futuro mejor. La comunidad internacional emitió un par de quejidos y luego el tema se perdió en el olvido. Otra vez.

Inaceptable. Esto es lo que todas las organizaciones internacionales repiten hoy en día. Estos comportamientos son intolerables. No solo atentan contra el Derecho Internacional, sino que además violan todos los códigos éticos posibles.

Todo el mundo lo sabe. Los políticos son conscientes de ello. La sociedad, también. No obstante, como hemos crecido siendo testigos de tremendas violaciones de Derechos Humanos- e incluso algunos las han experimentado en su propia piel- estos hechos ya no sorprenden a nadie. La comunidad internacional se ha acostumbrado a ello. “A veces pasan cosas malas” se ha convertido en el leitmotiv.  Algunos eventos son simplemente impredecibles; inevitables- o eso dicen. Porque… ¿lo son?

Bombardear un barco con refugiados a bordo no encaja en la categoría de eventos “desafortunados, inevitables o daños colaterales”. Atacar a civiles a plena vista es inexcusable. Incluso si nos quisiéramos centrar en un plano estrictamente legal, es inaceptable. Estas personas habían sido reconocidas como refugiadas oficialmente. De hecho, viajaban con la documentación de ACNUR. Más razón para demostrar que no hay excusa alguna.


En cualquier caso, dio igual quiénes eran o a dónde se dirigían. No se les quería allí y se puso una solución. Un remedio muy efectivo. Los perpetradores del ataque no solo consiguieron deshacerse de ellos con éxito, sino que además se han ido de rositas sin ningún tipo de represalia. Aunque no se sabe con exactitud la identidad del atacante, muchos indicios apuntan a Arabia Saudí. Nadie quiere indagar más… molestar al Rey del petróleo ya son palabras mayores.

No obstante, al final, lo que de verdad importa es el hecho de alguien fuerte y poderoso atacó a civiles indefensos. Esta historia no es nueva y parece que nunca va a pasar de moda. Yemen, Siria, Sudán, Myanmar, Bolivia, Ucrania. No distingue etnia, religión o continente: se aplica a todos por igual.

Hace tres semanas fue el turno de los somalíes en Yemen, pero mañana quizá les toque a los sirios en Grecia o a los marroquíes en España. Lo que está claro es que volverá a pasar una y otra vez hasta que hagamos algo para cambiarlo.

Inaceptable. La comunidad internacional se ha quejado, pero no lo suficientemente fuerte. Cuarenta y dos es un número demasiado fácil de olvidar. De hecho, no ha pasado ni un mes y ya nadie se acuerda de ellos. Los perpetradores del ataque son libres para arrebatar el derecho más fundamental: el derecho a la vida. Y, mientras tanto, la gente seguirá jugándose la vida para escapar del horror.


Porque este círculo vicioso se repetirá de nuevo mientras la comunidad internacional presencia en silencio cómo cada vez más gente se suma a esta lista: la de las muertes invisibles.

martes, 14 de marzo de 2017

Juicio a una zorra.

Carmen. 

Pocas mujeres han ejercido de musa tantas veces como ella. Pushkin, Merimée, Bizet. Todos rendidos a los pies de esta poderosa mujer. No es, por tanto, de extrañar que en pleno siglo XXI siga siendo fuente de inspiración. Pero no cualquier Carmen, no. No la Carmen protagonista de esa melodía que todos tendréis en la cabeza, esa tampoco. Carmen Machi. Una artista prolífica como pocas, brillante como ninguna. 

Esta vez fue Miguel del Arco (otro genio) el que se inspiró en ella para hacer la obra de "Juicio a una zorra". En ella, Machi da vida a Helena de Troya y le concede la oportunidad de que sea ELLA la que cuente su historia. Al fin, de una vez por todas, ella misma puede describir lo que pasó y será el público quien la juzgue, ya que la Historia ya dictó su sentencia hace mucho tiempo.

¿Fue en verdad una zorra como dicen? ¿Fue la más bella? ¿La más afortunada? ¿La más desdichada? ¿Borracha? ¿Lujuriosa? ¿Cauta? ¿Indecente? Y lo más importante... ¿quién lo determina? 

En este monólogo de 60 minutos, Carmen Machi llora, ríe, baila, bebe, grita... muestra la humanidad de Helena, una simple mujer cansada del juicio de la eternidad. Y lo hace como es ella, brillante, pero sencilla; divina, pero a la vez terrenal. Maravillosa como ella sola, demostrando que el teatro está más vivo que nunca.

Podría daros miles de motivos para ir a verla. Una obra feminista y en femenino. Con un director y una actriz encantadores (el debate que hubo al finalizar fue maravilloso) y con una trama sobre Helena que gira en torno a quién escribe la Historia, algo que nunca pasa de moda. Si esto no os convence, id solo por el hecho de experimentar la catarsis en estado puro. Porque Machi no solo te llega, sino que te agarra, te zarandea, te rompe los esquemas y te desarma. Y eso merece la pena vivirlo.

 

Para más información, entrad en la web de El Pavón Teatro Kamikaze: http://teatrokamikaze.com/

sábado, 4 de febrero de 2017

Jardiel, un escritor de ida y vuelta

Eloísa está debajo de un almendro es una de las obras más conocidas del madrileño Enrique Jardiel Poncela. Pero ¿qué fue de Eloísa? Nadie suele preocuparse por el después de los personajes de las obras. Nadie... salvo Ernesto Caballero. 

El director de Jardiel, un escritor de ida y vuelta comienza así la pieza teatral: Eloísa echándole en cara a Jardiel Poncela no haber sido la protagonista de ninguna obra. Está bien: aparece en el título de una... ¡pero ella quiere más! Así, ambos deciden convertirse en Leticia y Pepe y protagonizar Un marido de ida y vuelta.

Hilarante. Desde el minuto uno hasta el final, no puedes contener la risa. Un Jacobo Dicenta excepcional junto a una Lucía Quintana que no puede brillar más; ambos acompañados de un reparto inigualable, llevan a cabo una adaptación de la obra de Jardiel Poncela espectacular. 

La lámpara que se enciende sola. El mismo libro que vuelve a aparecer una y otra vez. ¡Qué romántico se ha vuelto Paco! Y Pepe por ahí, al acecho, sin descansar. El fiel mayordomo peleado con las luces. El médico que no hace ni un diagnóstico acertado...y otros tantos personajes entrañables y divertidos que hacen de esta comedia una de las mejores del siglo XX. 




Es curioso que Enrique Jardiel Poncela, al igual que otros muchos autores, falleciera sin tener el reconocimiento que se merecía. Seguro que él nunca pensó que su obra fuera a trascender de tal manera. Lo que está claro, es que esta adaptación de Ernesto Caballero es un ejemplo de la admiración que sus piezas suscitan todavía hoy. 

Decía este escritor sobre el teatro que «en esa especie de alféizar que es la batería, el público tiene que apoyarse para contemplar siempre un inusitado espectáculo; esta valla de luz debe ser la frontera que separe dos mundos no sólo diferentes, sino distintos, opuestos, antagónicos: ahí, en la penumbra, la vida cotidiana, los problemas domésticos, lo corriente, lo normal; aquí, mil juegos de luz, lo puramente imaginario, lo imposible, lo absurdo, lo fantástico; ahí la realidad; aquí el sueño; ahí lo natural; aquí lo inverosímil; ahí las preocupaciones, las pesadumbre, la tristeza repetida; aquí —como compensación divina ofrecida por el arte— la despreocupación, las alegrías, la risa renovada.»

Desde luego, con Jardiel, un escritor de ida y vuelta esa compensación divina ofrecida por el arte se consigue... ¡y con creces!


Esta obra está siendo representada en el Teatro María Guerrero hasta el 12 de febrero. Aquí os dejo el enlace con más información. 

sábado, 14 de enero de 2017

Voces 5W: Guerras de ayer y de hoy

El sello de 5W implica máxima calidad. Las crónicas, los reportajes, las fotografías, los podcasts. Si lo han hecho ellos, no hay fallo: es excepcional. Y esta regla no tiene excepción. Si no me creéis, probad a echarle un vistazo a su página web: quedaréis encandilados.

Partiendo de esta base, he de admitir que cuando vi que iban a sacar el nuevo proyecto de Voces 5W, ya me tenían conquistada desde el primer momento. El equipo de 5W tiene algo especial que lo transmite en cada trabajo que lleva a cabo. Y en este caso tampoco han defraudado.

Cada libro de la colección de Voces 5W recoge "una conversación que da la vuelta al planeta" como ellos mismos lo describen. Este número uno lo inauguran dos grandes reporteros como Ramón Lobo y Mikel Ayestaran. ¡Calidad en estado puro!



Tan diferentes y a la vez tan unidos por su mayor ambición. En la contraportada se puede leer: "Dos estilos, dos épocas, dos modelos. Una pasión: contar el mundo" . Y es que es innegable que son periodistas muy distintos. Lobo con una labia que te seduce desde la primera sílaba. Mikel, con un estilo más sobrio, pero no por ello seco, que consigue implicarte y cautivarte a medida que avanzas en la lectura.

La clave de este libro es la naturalidad. Ambos periodistas mantienen una conversación de tú a tú con una fluidez genuina y pegadiza. Enlazan temas, fechas, historias y sentimientos con gran sencillez y ligereza. 

A lo largo de estas 135 hojas tratan sus experiencias en los conflictos de Irak, Siria, Afganistán y Balcanes. En esta parte hay unas frases que dice Lobo que no paran de repetirse en mi cabeza: "A veces me preguntan si todas las guerras son iguales. No sé si son iguales, pero sé que los errores que cometemos en ellas son muy parecidos. Una explicación de nuestra torpeza está en el desconocimiento y en la prepotencia". También se preguntan qué es el terrorismo, quiénes son los buenos y quiénes los malos y lo más importante, quién lo decide. Pero no solo eso. Además abordan el oficio del periodismo en la actualidad y todos los que hacen posible las coberturas: fixers, traductores... ¡Pero no os avanzo más, que tenéis que descubrir las respuestas vosotros mismos!

El año que ha acabado, el 2016, no ha sido un buen año para muchos en lo que respecta a la comunidad internacional. Es fácil (a veces demasiado) desesperarse y caer en el pesimismo. Es en medio de esta crisis de solidaridad y el auge de la extrema-derecha y los populismos cuando es más necesario leer libros como este, que te aportan ilusión, esperanza y fuerzas para pensar que un mundo mejor es posible, aunque sea construido con ladrillos diminutos.

No puedo tener más que buenas palabras para los dos geniales periodistas y todo el equipo que se encuentra detrás de este proyecto y de 5W en general. Gracias una vez más por superaros. 




Voces 5W: Guerras de ayer y de hoy lo podéis encontrar tanto en su página web como en otras librerías. Aquí os dejo el enlace a ellas. ¡A leer!

viernes, 13 de enero de 2017

El Perro del Hortelano

"Tan poco
que te siento y no te entiendo,
pues no entiendo tus palabras,
y tus bofetones siento;
si no te quiero te enfadas,
y enójaste si te quiero;
escríbesme si me olvido;
y si me acuerdo de ofendo;
pretendes que yo te entienda,
y si te entiendo soy necio.
Mátame o dame la vida;
da un medio a tantos extremos".

Teodoro, desesperado, ruega a Diana que se decida...Pero para ella, no es tan sencillo. ¿Preservar el honor o seguir a su corazón? Diana, como mujer de la haute société tiene el deber de casarse con alguien de su misma posición social. Algo diferente es impensable. 

Muchas voces tachan las obras clásicas de machistas. Yo creo que hay que entenderlas en su contexto histórico. Claramente, ciertos aspectos de una pieza escrita a principios del siglo XVII se han quedado anticuados cuatro siglos después. No obstante, creo que de alguna forma se pueden establecer algunos paralelismos. Cierto, estamos todos de acuerdo en que esa idea del "honor" ya no es actual (al menos en nuestra realidad occidental, porque sería una suposición muy ingenua pensar que la idea ha desaparecido de todos los lugares del Globo). No obstante, ¿acaso no siguen las mujeres sometidas a muchas presiones y exigencias? Sí, en Europa, en España o en cualquier otro país de esos que afirman ser "civilizados". Muchos logros se han conseguido, pero todavía queda mucho por ver. Y como dice Helena Pimenta, directora de El perro del hortelano, la pelea es de todos.

Personalmente, creo que esa es la clave de esta adaptación del clásico de Lope de Vega. El periódico El Confidencial decía que la obra volvía femenina y feminista. No podría haberlo descrito mejor. Marta Poveda (en el papel de Diana) se hace con las riendas de la historia desde el minuto uno. Con una interpretación magnífica e hilarante consigue mostrar las contradicciones y la hipocresía de esta comedia, haciendo que te rindas a sus pies con cada intervención. 

¡Pero cómo olvidarnos de Teodoro! Sería imposible entender la pieza sin él. Rafael Castejón junto con Joaquín Notario (el bufón Tristán) forman el tándem perfecto. Y no solo ellos, Nuria Gallardo (mención especial merecen sus gruñidos, ¡para morir de risa!); Álvaro de Juan, Óscar Zafra; Paco Rojas y el resto del reparto componen el equipo ideal.

He de decir que si tuviera que hacer una lista de las mejores obras de teatro que he visto, esta, junto con la de Jardiel, un escritor de ida y vuelta, estaría en ella sin duda alguna. 

Aunque ya ha terminado su temporada en Madrid, ahora comienzan la gira por España:

- A Coruña (11-12 febrero)
- Murcia (18-19 febrero)
- Sevilla (del 15 al 19  marzo)
- Logroño (24-25 marzo)
- Valencia (del 20 al 23 abril)
- Pamplona (del 5 al 7 mayo)
- Palma de Mallorca (26-27 mayo)
- Almagro (julio)

Para seguir las noticias, solo tenéis que entrar en teatroclasico.mcu.es/



Y recordad: "Naturalmente es del hortelano el perro: ni come ni comer deja, ni está fuera ni está dentro".